Aunque existe desde antes, con el comienzo del siglo XXI el sudoku se puso de moda en todo el mundo.

La idea básica es muy sencilla: una cuadrícula de 9×9 dividida en 9 sectores remarcados de 3×3. El objetivo es completar la cuadrícula acomodando los números del 1 al 9 de modo que no se repitan ni en la misma fila, ni en la misma columna, ni en el mismo sector. Una cierta cantidad de números ya están colocados en sus lugares para empezar a jugar, en tanto los otros casilleros aparecen vacíos.

El grado de dificultad de un sudoku es muy variable. Cuantas más pistas iniciales, más sencillos de resolver; cuantas menos, mayores dificultades. Los aficionados van adquiriendo destreza que los lleva a progresar de los más fáciles a los de nivel experto.

Ahora bien: ¿hay algún método confiable para resolverlos? Lo hay. A continuación, el que recomendamos.

El Método de las Tríadas

Se trata de operar por grupos de tres números.

Así, si en el primer sector (arriba y a la izquierda) hay un 7 en la primera hilera; y hay otro 7 en la segunda hilera del segundo sector (el de arriba y al medio), podemos deducir que el tercer 7 de esa tríada estará en la tercera hilera del tercer sector (arriba y a la derecha). Lo anotamos allí pero fuera de la cuadrícula, junto al borde.

Lo podremos anotar adentro y en su lugar cuando los otros dos casilleros de esa hilera y ese sector están ya ocupados, o invalidados por el hecho de que en esa columna vertical haya un 7.

Cuando podemos deducir que un número está en determinada hilera del sector del medio (pero no sabemos exactamente dónde) lo anotamos afuera, pero más lejos el borde y separado por una barra o paréntesis.

Así recorremos horizontalmente todos los números en los tres sectores de arriba. Luego los del medio, luego los de abajo y recién después los sectores en forma vertical, de izquierda a derecha.

Es importante mantener el orden, para evitar distraernos y para asegurarnos de que todo ha sido revisado.

Segundo camino

Algo que ayuda mucho es tener los tres números de una hilera y sector ya colocados.

Supongamos que en la primera hilera del primer sector tenemos el 5, el 6 y el 7; y en la segunda hilera del segundo sector tenemos un 2. Es evidente entonces que en el primer sector el 2 no estará ni en la primera hilera (porque no tiene lugar) ni en la segunda (porque ya está el 2 del segundo sector en esa hilera. Ergo, va a estar en la tercera hilera del primer sector. Lo anotamos afuera y deducimos algo más: que el tercer 2 de esa tríada va a estar en la hilera superior del tercer sector. Y aplicamos el sistema a todos los casos, sean horizontales o verticales.

Tercer camino

Cuando se agotan los caminos anteriores, hay que recurrir a este. Como ya habrá unos cuantos números colocados, hay que tomar cada hilera (tanto horizontal como vertical) empezando por las más pobladas, y ver dónde tienen lugar los números faltantes en esa hilera. Supongamos que en una hilera horizontal ya están colocados el 1 y el 2 en el primer sector, el 4, 5 y 6 en el segundo y el 7 y el 9 en el tercero. Faltan, obviamente, el 3 y el 8. Hay que recorrer las columnas a ver si ya están allí, sin olvidarse de mirar las anotaciones al margen de cada sector involucrado (y no solamente de esa columna). Si la ubicación del 3 puede deducirse, automáticamente corresponde el 8 en el otro casillero vacío (o viceversa).

Si no se obtiene resultado alguno, a no desesperar. Se continúa con la hilera o columna siguiente (¡hay 18 para probar!).

Cuarto camino

Si aun así no se resolvió el juego, seguramente no hemos advertido alguna posibilidad. El método se vuelve artesanal. Hay que revisar cada sector y marcar con sutiles puntitos dónde podría estar cada número. ¿Cómo se marca? Un puntito a la izquierda y arriba del cuadrito indica el 1; en el centro y arriba, el 2, y así. El 5 se marca en el centro del casillero. El 9, abajo y a la derecha. Con este sistema se puede determinar eventualmente un casillero donde solo calza un número. Escribirlo, y volver a los caminos anteriores.

Quinto y último camino

Agotados los demás recursos queda uno solo: probar.

Si se ha trabajado con tinta, conviene hacerlo a lápiz para poder borrar. Si no se tiene lápiz a mano, se puede intentar escribiendo números pequeñitos. La idea es buscar un casillero “clave” donde solo puedan ir dos números. Poner uno de ellos y continuar deduciendo hasta que se traba porque algo está mal, lo cual indica que el número que iba allí… era el otro. O hasta que se llega a un final feliz.

Dos o tres notas más

Resolver un sudoku exige, además contar con espíritu deductivo, y aplicar técnicas como las mencionadas, mucha paciencia. Nunca anotar un número si no se está completamente seguro de que va allí.

Y evitar los errores bobos (en un sudoku, todos lo son). El más común es anotar un número sin advertir que dicha cifra ya existe en ese sector, hilera o columna.

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